Páginas

miércoles, 1 de octubre de 2014

Frente al Espejo, una perspectiva del tzniut…

La desnudez del cuerpo solo refleja desnudez del alma.
Actualmente, la sociedad dicta estándares de vida que flagelan la integridad y valor de las personas.  Por ejemplo, podemos observar como diariamente más y más mujeres salen a la calle con casi nada puesto, por supuesto, desde su perspectiva esto es un logro; quien pueda exhibir más su cuerpo será más cotizado y esto significa para ellos la cúspide. Todo ello, sin considerar las actitudes crueles, inhumanas, altaneras y déspotas que también se manifiestan, pero lo que a este tema respecta es a la falta de valor en la mujer y su repercusión externa.

Con relación a esto, el Rab Irmiyahu Abramov y Tehilla Abramov en su obra “La princesa singular” opinan que:
“Nunca en la historia de la humanidad hubo una generación tan exhibicionista. La sociedad actual no conoce límites. Prácticamente, todo lo que se supone que debe estar cubierto y ser privado se exhibe y se ha vuelto público; hasta tal punto, que esta exposición se convirtió en un símbolo de nuestra época”.
El Pajad Iztjak (citado por Abramov en “La Princesa Singular”) en su línea 49 expresa que:
“La falta de pudor de hoy en día no es simplemente un tropiezo o un desvío. Por el contrario, no es más que una rebelión contra los principios de la fe que se encuentran en la esencia del recato y contra cualquier tipo de enfoque elevado de la vida”.
Esta situación no solo afecta a mujeres gentiles sino también a mujeres judías que obedeciendo a una voz interna desorientada caen en la trampa de la mala inclinación que les conduce a comportarse igual que las demás. Sienten que si usan ropas recatadas no se ven bien, piensan que les atrapa todo ese ropaje o que si cubren más sus cuerpos parecerán mayores; actitudes como esas solo dejan entrever una gran falta de seguridad en ellas mismas y en el Creador del Universo, quien diseñó todo de forma perfecta al dejar un manual que conduce a ideas y costumbres muy distintas a las de las naciones.

La Tora muestra en Bereshit cap.2 como fue creado el ser humano, la delicadeza y el detalle en la obra del Creador es asombrosa; la mujer tiene un valor incuestionable, el valor con que su Hacedor le formó le hace inestimable. Ella, no debe temer cuando esté frente al espejo y debe procurar apreciarse por lo que lleva dentro, que es su verdadero yo, su esencia. 

Aunado a ello, debe apreciar todas y cada una de sus partes físicas, porque si ella logra comprender su valía ¿para qué exhibirse? ¿Acaso es la mujer una pieza artística, un objeto de adorno o un cualquier otro elemento?

 Mi punto es que cualquier mujer que conozca y comprenda su objetivo y su valor nunca recurrirá a actos tan bajos como mostrar su cuerpo para recibir amor, admiración, respeto y  honor… Solo sirviendo a su Creador de forma pura y genuina es que logra su plena satisfacción, ya en Mishlé lo expresó el sabio Rey Shlomó: “La gracia es engañosa y vana la belleza, pero la mujer que teme al Eterno será alabada”.

Por supuesto, esto no quiere decir que la mujer judía debe verse desaliñada o que no debe ocuparse de su imagen, debe vestir bien pero con tzniut procurando agradar a su marido y no a ningún otro hombre, debe mostrar alegría en su vestir (porque también con esto sirve al Creador) pero siempre cuidando de no mostrar su cuerpo para llamar la atención.

El midrash Bereshit Rabá comenta que la mujer fue creada con la cualidad de la vergüenza que es un requisito indispensable para el recato, ya que ella fue formada de la costilla del hombre, una parte que está oculta, aludiendo a que ella debe cubrirse.

“Cuando D’s creó a la mujer, Él observó de donde podía crearla, de un lugar oculto del hombre. Y mientras formaba cada uno de sus miembros, Él le ordenaba ‘Sé una mujer recatada, sé una mujer recatada’” (Bereshit Rabba 18:2).
La desnudez del cuerpo solo muestra desnudez del alma. La que descubre sus partes solo refleja que está desesperada por la aprobación de alguien para sentirse bien, una muestra de baja autoestima, de falta de seguridad y de identidad. Su alma está sujeta a sus bajos instintos, es comparada con los animales, que no visten, porque viven solo para satisfacer sus necesidades físicas.

Queridas mujeres judías, cuando estemos frente al espejo procuremos no compararnos con nadie, somos únicas, cada una tiene una misión distinta y cada una fue creada con cualidades hermosas. No temamos de ver a la verdadera mujer, la espiritual, la oculta; aquella que demuestra su lealtad obedeciendo a su amo Hashem Itbaraj, quien nos dio cabida en este mundo físico porque nuestra sencillez, entrega y belleza son fundamentales para el mismo. No contribuyamos a la indecencia y a la depravación de estos tiempos siguiendo las modas, debemos ser Or La Goyim “Luz para las naciones” y lo seremos cada vez que nos enfilamos a elevar nuestras vidas con los ideales de nuestra santa y bendita Torah.

Quiera Hashem que en estos días de teshuva podamos comprender el verdadero significado del tzniut procurando con esto incrementar la santidad y la paz en nuestras vidas y nuestros hogares.

“El hombre es la gloria de D’s; la gloria del hombre es su vestimenta” (Derej Eretz Zutah 10).

Con berajot,                                                                                                         
Rivkah Subero

0 comentarios:

Publicar un comentario